La jueza de primera instancia de Vielha e Mijaran ha ordenado entregar a los Mossos d’Esquadra antes de las 14.00 horas de este viernes a la niña de 7 años que permanecía con su madre, desde el pasado viernes, en el consulado de Uruguay en Barcelona

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La madre de Noa ha acatado la sentencia judicial, entregando a su hija al padre biológico. Esta mujer, de nacionalidad uruguaya, llevaba una semana atrincherada junto a la pequeña de siete años en el Consulado de Uruguay de Barcelona. Debía de entregar hoy a la niña, bajo supervisión de los Mossos d’Esquadra, y ha cumplido minutos antes de las 13.00 horas.

Aunque en un primer momento los Mossos d’Esquadra acordonaron la entrada al edificio donde se encuentra el consulado (ubicado en la 4ª planta), dejando una única vía de acceso libre, finalmente la niña ha abandonado el edificio por el párking en un coche de color azul. Según desvela la agencia Efe, en el vehículo iba un equipo de psicólogos y miembros de la policía autonómica para calmar a la pequeña hasta llegar a Vielha, donde espera el padre, que no se ha trasladado al consulado.

Varias decenas de personas pertenecientes a entidades que luchan contra la violencia de género se congregaron a las puertas del edificio que acoge el consulado profiriendo cánticos a favor de la mujer uruguaya.

Hace siete días que madre e hija permanecía recluidas en la sede consular de Uruguay. Ese había sido el lugar determinado por la jueza para que María entregara el pasado viernes a la pequeña a su padre, Pablo S. G., que goza de la custodia. Sin embargo, el cónsul, Juan Pablo Tagliafico, se negó a efectuar la entrega al entender que dicho trámite no entraba dentro de las funciones del consulado que encabeza.

Los gobiernos de España y Uruguay han mantenido contactos diplomáticos para intentar desencallar la situación. Hay que tener en cuenta que los Mossos d’Esquadra, que tienen la orden judicial de entregar a la niña a su progenitor, no pueden acceder al Consulado de Uruguay sin el permiso del cónsul al tratarse de un lugar protegido por las leyes diplomáticas.

Los abogados de María –Ester Garcia y Mario Guerrero- han intentado en las últimas horas que la ejecución de la sentencia quedara anulada. Pero visto que la petición no ha prosperado, María finalmente ha decidido por fin a su reclusión en el consulado y entregar a su hija al padre biológico.

Según informa La Vanguardia, la madre recorrerá la sentencia que otorga la custodia al padre.

Los abogados alegaban en su escrito las posibles afectaciones para la salud psicológica de la pequeña que ésta fuera entregada a un hombre que, aunque es su padre biológico, hace más de tres años que no ve.

Fue en 2016 cuando la madre, con el permiso de Pablo S. G., se llevó a la niña, que por aquel entonces no había cumplido los cuatros años, a Uruguay para visitar a la familia. Fue en el vuelo de ida cuando la menor hizo unos dibujos “con una connotación sexual, anormales para la edad de la niña, que alertaron a la madre”, en palabras de la letrada Ester García.

Una vez en Uruguay, la pequeña fue visitada por psicólogos públicos que, después de analizar los dibujos de la menor, determinaron que existían “indicios de abusos sexuales por parte del padre”. También dictaminaron que la pequeña posiblemente había presenciado “violencia doméstica”.

Según narra la abogada, antes del viaje a Sudamérica, María ya había llevado a su hija al Hospital de Vielha –lugar donde trabaja el padre de la niña, técnico en radiología de profesión- por cosas tan banales, tratándose de niños, como irritaciones alrededor del ano.

Después de los informes de los psicólogos uruguayos, María decidió no volver a España e interponer una demanda y una querella criminal contra el Pablo S. G. a través de una abogada de Barcelona, querella que finalmente quedaría archivada. Paralelamente, su marido interpuso una denuncia por sustracción internacional de menores. La Corte Suprema de Uruguay acabaría fallando a favor de la restitución internacional de la niña con el argumento de que los hechos habían tenido lugar en España.

En junio de 2018, María y su hija regresaron. Se instalaron en Castelldefels, localidad con la mayor comunidad de uruguayos de Catalunya. Allí, con la ayuda del consulado, la madre consiguió un piso con un alquiler asequible y encontró un trabajo como camarera. Mientras, el Juzgado nº 1 de Vielha dictaba una interlocutoria con medidas cautelares a razón de los informes elaborados en Uruguay.

Sin embargo, durante la fase de instrucción, todo cambió. Los indicios de agresión sexual quedaron desestimados en base a un informe del Equipo de Asesoramiento Técnico Penal, adscrito al juzgado de la capital aranesa, en el que también se aseguraba que existía síndrome de alineación parental de la madre respecto a la pequeña. Por todo ello, las medidas cautelares fueron retiradas.

Durante esta semana, decenas de personas se han congregado ante la sede del Consulado de Uruguay en Barcelona en apoyo a María y su hija. Paralelamente, en Vielha también ha habido concentraciones en favor del progenitor, Pablo S.G.

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Info: EFE / La Vanguardia