La novela, que será publicada por Bohodón Ediciones, se presentará durante el festival Black Mountain Bossòst que este año se celebrará entre el 28 de abril y el 3 de mayo en las localidades aranesas de Vielha y Bossòst y en Andorra, y se añade a la lista de obras anteriormente premiadas Dinero fácil de Xavier B. Fernández, Diseccionando un instante de Pedro Moret, Senderos tras la niebla de José Piqueras, Retorno a Balincourt de Miguel Izu, La dama de niebla de José A. Bonilla y La extraña soledad de Hillary Koolin de Luis Aleixandre Giménez.

El jurado compuesto por los escritores Mariano Sánchez Soler, Gustavo Abrevaya, Luis Aleixandre Giménez, el ganador de la anterior edición, y Marisa Carbajo, la editora de Bohodón Ediciones  que publicará la obra, acaba de premiar la novela Beltza cuyo autor el guipuzcoano Javier Sagastiberri que ha destacado entre las más de cuarenta novelas presentadas a concurso y las otras cinco finalistas El esplendor roto del pasado, La princesa Donají, Todo saldrá bien, El jardín del epicuro y La seductora hija de un esotérico.

Foto: Entretanto Magazine

Javier Sagastiberri, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad del País Vasco y en Filología Hispánica por la UNED, no es nuevo en estas lides. El escritor donostiarra lleva muchos años escribiendo y publicando y es junto a Jon Arretxe, Juan Infante y el ya fallecido Javier Abasolo, uno de los referentes de la denominada txapela noir, novela negra vasca, y ha publicado anteriormente El asesino de reinas, Perversidad, Un dios ciego, Una tumba sin nombre, Muerte en el Carlton y Muerte en la ría.

Imagen: Black Mountain Bossòst

Beltza, que en euskera significa negro, es la historia de un pistolero de ETA proveniente de la burguesía vasca que abandona la organización para convertirse en un asesino profesional. El jurado destaca de esta obra ―bien escrita, con tendencia a la crónica y final cínico y oscuro digno de una buena novela negra― la propuesta del autor de que los altos ideales no nos inmunizan contra el monstruo que, de un modo u otro, acecha en nuestro interior. Porque quitarle la vida a un semejante, aunque sea un enemigo, no es algo de lo que se salga indemne.

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